Ateneo de Córdoba. Calle Rodríguez Sánchez, número 7 (Hermandades del Trabajo).
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Nueva Junta Junta Directiva del Ateneo de Córdoba
Marzo , 1a.quincena. Conferencia de JUAN ORTIZ VILLALBA. " LA MASONERÍA EN CÓRDOBA ". (Presenta José Luis García Clavero).
Jueves 11 de abril. Conferencia de DESIDERIO VAQUERIZO." LOS ORIGENES DE CÓRDOBA". (Presenta J.L.G.C).
Finales de abril, primera semana de mayo. Proyección del documental "MONTE HORQUERA" de FERNANDO PENCO, galardonado en diversos Festivales internacionales (Italia, India, Holanda etc,)
Lunes 11 de Mayo. Conferencia de MANUEL VACAS." LA GUERRA CIVIL EN EL NORTE DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA.LAS BATALLAS DE POZOBLANCO Y PEÑARROYA- VALSEQUILLO". (Presenta Antonio BARRAGÁN).Todos los actos en la Sede del Ateneo.
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Dámaso Berenguer
Dámaso Berenguer y Fusté (San Juan de los Remedios, Cuba, 4 de agosto de 1873 - Madrid, 19 de mayo de 1953) fue un militar y político español, que participó en los últimos gobiernos de la monarquía de Alfonso XIII.
Contenido
Primeros años
Dámaso Berenguer y Fusté nació en San Juan de los Remedios, Cuba, el 4 de agosto de 1873. Hijo de Dámaso Berenguer Benimeli, natural de Callosa de Ensarriá, Alicante, y de Dolores Fusté Ballesteros, de La Habana, pronto se trasladó a la Península para ingresar en la Academia General Militar. En 1894 volvió a su tierra natal para participar en la campaña contra los independentistas cubanos y, desde ese momento, su vida estuvo envuelta en combates militares. Estuvo al servicio de la Capitanía General de Andalucía y se ocupó de la dirección de distintos regimientos. A partir de 1906 ejerció como profesor en la Escuela de Equitación y participó en la redacción de un reglamento de instrucción táctica, en el seno de la Comisión de Táctica.
Muchos éxitos y un gran fracaso
En 1911 se le encomendó la dirección de las fuerzas indígenas de Melilla, en las que realizó un profundo proceso de reorganización. En su puesto en el norte africano intervino militarmente en numerosas ocasiones: en el Monte Arruit, en Taurit Narrich, en Beni Sidel, etcétera. En todos los combates pareció demostrar pericia y habilidad, por lo que le fue concedido el grado de coronel, además de numerosas condecoraciones honoríficas. Después de haber sido ascendido a general y contando con gran prestigio en el ámbito castrense, se le encomendó el Ministerio de la Guerra en 1918, en el gobierno presidido por García Prieto.
Poco después fue nombrado Alto Comisario español en Marruecos, y desde ese puesto diseñó un ambicioso plan tendente a la pacificación y ocupación definitiva del territorio del protectorado. Aunque obtuvo algunos éxitos iniciales, como la toma de Xauen en 1920 -por el cual el rey Alfonso XIII le concedió el título de conde de Xauen-, toda la operación se vino abajo con el desastre de Annual (1921), propiciado por la actuación negligente del general Manuel Fernández Silvestre, comandante general de la zona de Melilla y subordinado suyo. Silvestre, al parecer animado por el propio monarca, no hizo caso de las recomendaciones de Berenguer en el sentido de no proseguir su avance en la zona rebelde sin fortificar adecuadamente su retaguardia. Esta actuación temeraria produjo la derrota a manos de las harkas rifeñas, dirigidas por Abd el-Krim.
Procesado y separado del servicio por sus responsabilidades, fue amnistiado y rehabilitado tras el golpe de estado de Primo de Rivera en septiembre de 1923, siendo poco después nombrado jefe de la Casa Militar del Rey (1924). Así fue como comenzaban los buenos tiempos y los honores aristocráticos, pues sería conocido como el conde de Xauén, y no el incompetente militar que había permitido a Silvestre generar el desastre de Annual.
La caída de la Monarquía
En enero de 1930, Primo de Rivera dimite al retirársele el apoyo del ejército y el rey encarga a Berenguer la formación de gobierno y la normalización de la situación política alterada por siete años de dictadura. El 30 de enero se forma el nuevo gobierno en el que, además de la presidencia, asume también la cartera de Guerra. Las esperanzas puestas en este gobierno, para la vuelta a la normalidad constitucional, que popularmente sería conocido como la «dictablanda», se desmoronan en los partidarios de la república e incluso en los grupos monárquicos que fueron marginados por la dictadura. Estos pretenden una amplia revisión de la legislación emanada de la misma así como la reposición en sus cargos de diputados, concejales y catedráticos cesados por ella.
Con objeto de tranquilizar los ánimos, Berenguer afirma que el nuevo gobierno quiere la pacificación del país y la vuelta a la normalidad constitucional, prometiendo, entre otras cosas, la convocatoria de elecciones generales, a lo que se oponen los partidos tradicionales, desarbolados tras el paréntesis dictatorial. El movimiento obrero liberado después de años de represión incrementa sus protestas y se produce un incremento de los desórdenes públicos. Los partidos republicanos se unen para provocar la caída de la monarquía y firman en agosto de 1930 el conocido como Pacto de San Sebastián y en diciembre del mismo año un levantamiento militar intenta establecer la República en Jaca, siendo fusilados sus dirigentes, los capitanes Galán y García Hernández, tras fracasar en su intento.
A la vista de tantas dificultades, Berenguer convoca elecciones generales para el mes de marzo de 1931, pero los representantes políticos contestaron que jamás participarían en esos comicios, pidiendo la abstención. Ni siquiera los monárquicos como el conde de Romanones hicieron caso de esta propuesta: la gran mayoría sólo quería que Berenguer y Alfonso XIII abandonaran sus puestos. Así, Berenguer y su gobierno dimiten en bloque el 14 de febrero de 1931, lo que provoca que Alfonso XIII busque desesperadamente un sustituto, recibiendo las negativas de sus amigos incondicionales -el duque de Maura, el conde de Romanones y del marqués de Alhucemas-, los cuales le aconsejaron otro hombres que consideraban más apropiados. Así, el primer consultado fue José Sánchez Guerra, que, en principio, se negó. Luego lo intentó con Melquíades Álvarez, que también se negó. No obstante, Alfonso XIII tuvo mejor suerte en el siguiente intento con Sánchez Guerra, tras aceptar su petición de integrar a republicanos y socialistas moderados, pero éstos se negaron a establecer cualquier tipo de pacto con la Monarquía, y tras ese rechazo, el líder conservador declinó definitivamente la oferta real. Por tanto, finalmente, tras una reunión de urgencia en el Ministerio de la Guerra, Berenguer fue sustituido del cargo de presidente del gobierno por el almirante Aznar, que presidió un gobierno de concentración monárquica, donde el propio Berenguer seguía ejerciendo como ministro de la Guerra.
El nuevo gobierno estableció una senda gradual para establecer la vuelta de la democracia en España: el 12 de abril se celebrarían elecciones municipales, el 3 de mayo serían las elecciones provinciales y en el mes de junio se celebrarían las elecciones a unas Cortes Constituyentes para redactar una nueva Constitución que sustituyese a la Constitución de 1876.
No obstante, la Monarquía no resistió siquiera la primera prueba electoral y cayó ante la victoria republicana en las principales ciudades españolas. Se ha dicho que fue así porque en ellas no se podía dar el caciquismo electoral que controlaba las zonas rurales. Es sabido que las elecciones municipales de 1931 condujeron a la Proclamación de la Segunda República Española el 14 de abril de 1931, pero en ello desempeñó un papel más importante la maniobra política de Miguel Maura, tal como él relata en sus Memorias (Así Cayó Alfonso XIII). Según dicho autor, los miembros de lo que horas después sería el gobierno provisional del nuevo régimen, descartaban su ascenso al poder en breve y pensaban en las elecciones generales que debían celebrarse meses después o en unas Cortes Constituyentes que saldrían de aquéllas. El relato de Josep Pla (Madrid 1931. El Advenimiento de la República) coincide con esa versión.
Tras la instauración de la República, el general Berenguer fue procesado ante el Tribunal Supremo en 1932, siendo posteriormente amnistiado durante el bienio radical-cedista en 1934. Desde entonces permaneció apartado de la vida pública y su participación en el golpe de estado militar de julio de 1936 no fue relevante. Publicó un libro de memorias titulado De la Dictadura a la República (1946) y murió en Madrid en 1953.
Obras de Dámaso Berenguer
- De la Dictadura a la República. Madrid : Tebas, 1975 ISBN 84-7273-063-8