Lejos del cielo

Far from Heaven

Título	Lejos del cielo
IV Muestra de Cine Internacional
Ficha técnica
Dirección	Todd Haynes
Dirección artística	Peter Rogness
Diseño de producción	Mark Friedberg
Guión	Todd Haynes
Música	Elmer Bernstein
Fotografía	Edward Lachman
Montaje	James Lyons
Reparto	Julianne Moore Dennis Quaid Dennis Haysbert Ryan Ward Patricia Clarkson
Datos y cifras
País(es)	EE.UU. Francia
Año	2002
Género	Drama
Duración	107 minutos

Reseña

Lejos del cielo, además de un soberbio melodrama romántico, es una vívida disección de la hipocresía instalada en ciertos estratos de la sociedad estadounidense durante los estertores de la década de los cincuenta. Alejado de su estilo más característico, tendente a lo experimental, pero sin dejar de lado su afán transgresor, Todd Haynes vuelve la vista hacia el Douglas Sirk de Sólo el cielo lo sabe o Escrito sobre el viento. Su puesta en escena es un homenaje explícito al suntuoso cine de Sirk, pero el fondo del relato contiene una mordiente mucho mayor, más acorde con el signo de los tiempos y la mayor apertura a la hora de tratar cuestiones en otro tiempo tan espinosas. La estética del technicolor, tan en boga en aquellos años de felicidad edulcorada, se revela en manos del director toda una impostura, un mero escenario bajo el que habitan la rutina y la falsedad. Con una cuidada y evocadora fotografía que remite a una época ya pasada, con un vestuario y ambientación irreprochables, el ejercicio de estilo deviene impecable. Sin embargo, Haynes no se limita a rendir homenaje al realizador alemán afincado en los Estados Unidos, sino que muestra asimismo maneras de gran cineasta: véase ese inserto de unos hojas otoñales a punto de desprenderse -espléndida metáfora de unas vidas caducas-. La apuesta por lo emocional es explícita y viene reforzada por la hermosa música de Elmer Bernstein, el artífice de partituras míticas como Los diez mandamientos o Los siete magníficos, que crea aquí una partitura sólida y clasicista que rememora los mejores días de Hollywood. Pocas veces hemos tenido oportunidad de ver un film tan cáustico con los presuntos valores del “american way of life”. La irónica y mordaz mirada de Haynes se corresponde con la que proyectó sobre el mundillo de la psicodelia pop de los setenta en Velvet Goldmine, pero en esta ocasión es la realidad abrumadoramente cotidiana, la insulsamente perfecta, la que se pone en tela de juicio cuando se descorre el visillo de la corrección moral. Por encima de todo ello sobrevuela la crónica de un amor imposible, una pasión subterránea que apenas si aflora al exterior, y que es el mayor logro de esta excelente película, que no sería la misma sin el trabajo siempre admirable de una Julianne Moore que va camino de ser, si no lo es ya, la Meryl Streep de su generación, una actriz con el don de la exactitud y la contención en cualquier papel que se le encomiende. Cabía especular que no era Todd Haynes el realizador más indicado para este retorno a las esencias del melodrama clásico; sin embargo, su vuelta al pasado es en todo momento una invitación a la reflexión sobre cuestiones todavía vigentes en la actualidad. Y el mensaje de tolerancia que la película contiene, lejos de agotarse en un entorno histórico concreto, cobra en nuestros días singular fuerza, pues -es tristemente sabido- todavía hoy, en nuestras modernas y asentadas democracias, el color de la piel o la orientación sexual son motivos para el aislamiento y el ostracismo.

Película reproducida en la IV Muestra de Cine Internacional del año 2004.

Reseña elaborada por el socio de la Sección de Cine del Ateneo de Córdoba Javier Ortega Posadillo.