Ateneo de Córdoba. Calle Rodríguez Sánchez, número 7 (Hermandades del Trabajo).

PRÓXIMOS ACTOS DEL ATENEO DE CÓRDOBA

Nueva Junta Junta Directiva del Ateneo de Córdoba

Marzo , 1a.quincena. Conferencia de JUAN ORTIZ VILLALBA. " LA MASONERÍA EN CÓRDOBA ". (Presenta José Luis García Clavero).
Jueves 11 de abril. Conferencia de DESIDERIO VAQUERIZO." LOS ORIGENES DE CÓRDOBA". (Presenta J.L.G.C).
Finales de abril, primera semana de mayo. Proyección del documental "MONTE HORQUERA" de FERNANDO PENCO, galardonado en diversos Festivales internacionales (Italia, India, Holanda etc,)
Lunes 11 de Mayo. Conferencia de MANUEL VACAS." LA GUERRA CIVIL EN EL NORTE DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA.LAS BATALLAS DE POZOBLANCO Y PEÑARROYA- VALSEQUILLO". (Presenta Antonio BARRAGÁN).Todos los actos en la Sede del Ateneo.

CONVOCADOS LOS PREMIOS DEL ATENEO DE CÓRDOBA
XI Premio de Relato Rafael Mir.
XXXIX Premio de Poesía Juan Bernier.
IX Premio Agustín Gómez de Flamenco Ateneo de Córdoba.

Fallo de las Fiambreras de Plata 2023, relación de homenajeados aquí.

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Bonifacio Bonilla Fernández "Hermano Bonifacio"

De Ateneo de Córdoba
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Hermano Bonifacio.jpg

Bonifacio Bonilla Fernández nació en 1899 en Cañaveruelas (Cuenca) y falleció en Córdoba el 11 de septiembre de 1978. Ingresó en 1924 como novicio en los Hermanos de San Juan de Dios y ejerció más tarde en Madrid y Bilbao como “limosnero”. En 1935 fue trasladado a Córdoba donde permaneció hasta su fallecimiento en 1978.

Se cumplen en 2010, setenta y cinco años de la inauguración en Córdoba del Hospital San Rafael de los Hermanos de San Juan de Dios. Y los mismos años de la llegada a la ciudad del miembro más popular de esa orden y cuya labor por dicho centro resultó decisiva: el hermano Bonifacio.

Juan Ciudad, luego Juan de Dios, impresionado por las palabras de un gran santo de su época y cordobés de adopción, Juan de Ávila, había fundado el primer hospital en Granada en 1539. Nacía la orden de San Juan de Dios, que llegó a Córdoba en 1570 para hacerse cargo del Hospital de San Lázaro, frente a Puerta Nueva. Éste perduraría hasta la catastrófica desamortización de Mendizábal, terminándose por instalar allí el matadero municipal.

En 1934 los Hermanos vuelven a Córdoba. Una donación anónima adquiere la finca de naranjos llamada San Pablo, en la avenida de El Brillante, por un valor de 150.000 pesetas y la escritura a nombre de la orden hospitalaria. Su objetivo es atender a una clase de enfermos olvidados y casi en completo abandono: niños que padecían secuelas poliomielíticas, malformaciones congénitas o adquiridas y parálisis diversas. Luego se hará famoso por su servicio de traumatología.

Vista del Hospital San Juan de Dios en la zona cordobesa de El Brillante

El hermano Bonifacio será el encargado de buscar el sostenimiento para el nuevo hospital. Dice de él su biógrafo Juan Muñoz: «Se muestra incansable en su diario peregrinar por las calles de Córdoba. Casas, oficinas, bares y comercios son visitados con asiduidad. También prácticamente todos los pueblos de la provincia. Incluso habla con los proveedores y no solamente consigue aplazar las fechas de pago, sino que también logra abaratar los precios».

El hospital se inaugura el 24 de octubre de 1935. El primer superior es el hermano Adrián Touceda; el primer director médico el doctor Antonio Manzanares; y componen el cuadro los doctores Francisco Calzadilla, Germán Saldaña, Antonio Carreto, Juan de Dios Jiménez, José Navarro, José Casana y Rafael Pesquera.

Bonifacio continuará su labor. En Cañero le pusieron «Fray Garbanzo» y Tico Medina lo bautizó como «El sablazo de Dios». El maestro Solano Márquez escribió:

«Se parece a Juan XXIII. Viste parduzco hábito y sus sandalias han pisado en verano o invierno todos los cortijos de la provincia. Se levanta con las claras y aborda a los señoritos en el Mercantil, Ivory y Savarín. Luego a lo mejor coge su Land Rover y se va a los cortijos a recoger limosnas en especies: trigo, garbanzos, animales, lo que buenamente caiga».

El 20 de mayo de 1978, el hermano Bonifacio resbaló y se fracturó el húmero, cosa que no le impidió salir, todavía sin escayola, a continuar pidiendo. Siguió durante un mes, hasta que sufrió una trombosis cerebral y, aún así, siguió pidiendo por teléfono, en la cama. Murió el 11 de septiembre de ese año, lo enterraron en el panteón de la orden en el hospital e infinitas palabras de tristeza poblaron los medios de comunicación.

El Ayuntamiento le dedicó una calle. El sindicato Comisiones Obreras lo definió como «Obrero de su fe en el amor a los desvalidos». El Estado había reconocido su labor en 1972 con la Cruz de la Beneficencia. Y la Iglesia lo tiene como Siervo de Dios. Los cordobeses lo guardan en su memoria y el Hospital es referente cordobés: actualmente acuden a sus consultas externas unos 80.000 pacientes anuales, se realizan en torno a 10.000 intervenciones quirúrgicas y en los próximos dos años se va a ampliar, dotándose de ocho nuevos quirófanos y triplicando las consultas externas.

Referencia