Antonio de Córdoba

Cordobés, antepasado de la casa de Villaseca, Caballero Veinticuatro del Consejo Municipal de Córdoba y señor de la Villa de Belmonte, llegó a ser capitán y hombre de Armas al servicio de los Reyes Católicos hasta la muerte de doña Isabel la Católica.

Se le conoce especialmente en Córdoba por haber testamentado se erigiese un Colegio de Ciencias con el nombre de Nuestra Señora de Gracia, para hijos de los caballeros hijos–Hidalgos de Córdoba, en la Collación de Santa Marina, dando preferencia los avecinados en este barrio por tener allí don Antonio sus casas. Para dicho menester dejó un quinto de sus cuantiosos bienes, tanto para la construcción, como para el mantenimiento, pago de profesorado y manutención de los escolares. Encargó se buscara profesorado seglares y eclesiásticos adecuado y que se establecieran unos estatutos y reglamentos por los que habían de regirse el Colegio.

El fin que se proponía con dicha fundación era el conseguir no se perdiese ningún talento por falta de Colegio, y así, preparar jóvenes al sacerdocio -ya que en aquella época no existían los seminarios- capaces de sentir el espíritu misionero despierto en toda España con motivo del descubrimiento de América.

Los albaceas al ver que no existía una casa apropiada para el Colegio de Gracia en todo el barrio de Santa Marina determinaron establecerlo en el Real Convento de San Pablo de los Padres Dominicos; en cuyos claustros cumplió la Orden de Predicadores los fines fundacionales, impartiendo los mismos frailes la enseñanza hasta los días de la exclaustración conventual de las ordenes religiosa en el siglo XIX.

Murió en su Villa de Belmonte el 14 de octubre en 1506, siendo trasladados los restos mortales de don Antonio de Córdoba, llamado el Capitán, a su ciudad natal, donde se le dio sepultura en la Real Iglesia de San Pablo.

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