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Erik Satie

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Erik Satie, nacido como Alfred Eric Leslie Satie (Honfleur (Calvados), 17 de mayo de 1866 - París, 1 de julio de 1925) fue un compositor y pianista francés. De estilo inclasificable y avanzado a su tiempo, anticipó el serialismo y el minimalismo y preconizó la ruptura formal y tonal de la música contemporánea. Denostado por la academia y admirado por otros compositores de su época, de formación irregular, ingresó inesperadamente en el conservatorio a los 40 años, para sorpresa de quienes le conocían, tras haberse dedicado, entre otras muchas cosas, a la música de cabaret.

Tras haber convivido con las vanguardias de su época, su obra resulta aún hoy tan extravagante como su vida. De conductas transgresoras, de caracter insoportable e intransigente, con ideas disparatadas y ocurrencias en ocasiones irritantes e incluso paranoicas, se presentaba a sí mismo como “gimnopedista” (antes incluso de escribir su más famosa composición, las Gimnopedias) y como “fonometrógrafo” (alguien que mide y escribe los sonidos), prefiriendo definirse así que como "músico". Llegó a aparecer en 1924 en una película de René Clair llamada Entreacto.[1] Titulaba sus obras de manera delirante ("Tres fragmentos en forma de pera", "Españaña", "Vejaciones") y las anotaciones de sus partituras resultaban en ocasiones grotescas (en su Danse cuiraseé se puede leer: Paso noble y militar. Se baila en dos filas. La primera no se mueve. La segunda fila se queda quieta. Los bailarines reciben un sablazo que les divide en dos la cabeza). Inventó la música de mobiliario, aquella compuesta específicamente para no ser escuchada, anticipando así la música ambiental de los espacios públicos, y militó en confesiones religiosas de las que era el único miembro. Basó su obra en el humor y la ironía. Sólo a su muerte, tras entrar en su apartamento, sus amigos se dieron cuenta de la miseria en la que vivía, miseria a la que describía como "la muchacha de grandes ojos verdes"

Modificó su nombre como Erik Satie desde su primera composición, en 1884. Aunque en su vida posterior se enorgullecía de publicar su trabajo bajo su propio nombre, parece que hubo un corto período al final de la década de 1880 en que publicó su trabajo con el seudónimo Virginie Lebeau.

Vida y obra

Sus Primeros años

La juventud de Erik Satie transcurrió entre Honfleur, en la baja Normandía, y París. Cuando tenía cuatro años, su familia se mudó a París, donde a su padre Alfred se le ofreció un trabajo de traductor. Tras la muerte de su madre (Jane Leslie Anton) en 1872, fue enviado, junto con su hermano menor Conrad, de regreso a Honfleur, para vivir con sus abuelos paternos. Ahí recibió sus primeras lecciones de música de un organista local. Cuando su abuela murió en 1878, los dos hermanos se reunieron en París con su padre, quien volvió a contraer nupcias con una maestra de piano. Desde comienzos de la década de los 80, Alfred Satie comenzó a publicar composiciones de salón (compuestas por su nueva esposa y él mismo, entre otros).

En 1879 Satie entró al conservatorio de París, donde pronto sus maestros le etiquetaron como falto de talento. Tras ser enviado a su casa, dos años y medio más tarde volvió a ser aceptado en el conservatorio, al final de 1885, pero no logró causar mejor impresión a sus maestros, así que finalmente resolvió partir al servicio militar un año después. Esto no duró mucho; en unas pocas semanas salió del ejército mediante un ardid.

En 1887 dejó su casa para alojarse en Montmartre. En ese tiempo comenzó lo que sería una amistad de toda la vida con el poeta romántico Patrice Contamine y a través de su padre publicó sus primeras composiciones. Pronto se integró con la clientela artística del café-cabaret Le Chat Noir, y comenzó a publicar sus Gimnopedias. Siguieron las Ogives, las Gnossiennes, etc. En el mismo período conoció a Claude Debussy. En 1891 se convirtió en el compositor oficial y maestro de capilla de la orden rosacruz liderada por Joséphin Péladan, la Ordre de la Rose-Croix Catholique, du Temple et du Graal. Compuso para ella piezas de inspiración mística, como Salut Drapeau!, Le Fils des étoiles, y Sonneries de la Rose Croix.

Satie y Suzanne Valadon, pintora Impresionista y madre de Maurice Utrillo, comenzaron un idilio en 1893. Pronto Valadon se mudó a una habitación cercana a la de Satie en la Rue Cortot. Satie se obsesionó con ella, llamándola “mi Biquí”, y escribiendo notas apasionadas acerca de “su ser completo, ojos encantadores, gentiles manos y pequeños pies”. Valadon pintó el retrato de Satie y se lo dio, pero seis meses después ella se mudó, rompiéndole el corazón a Satie. Durante su relación Satie compuso sus Danses Gothiques, a modo de oración para hacer regresar la paz a su mente. Aparentemente, esta fue la única relación con una mujer que Satie tuvo en toda su vida.

En el mismo año conoció al joven Maurice Ravel, en cuyas primeras composiciones ejerció una notable influencia. Una de las composiciones de Satie de ese período, las Vexations, permaneció desconocida hasta su muerte. Al fin del año fundó la “Eglise Métropolitaine d'Art de Jésus Conducteur” (Iglesia Metropolitana de Arte de Cristo el Guía). Como su único miembro, en el papel de “Parcier et Maître de Chapelle” comenzó la composición de una Grande Messe (‘gran misa’, después conocida como la Messe des Pauvres), y escribió un caudal de cartas, artículos y panfletos mostrando su convicción en temas religiosos y artísticos.

Primeros años en Arcueil

A mediados de 1897 había agotado todos sus recursos financieros, y tuvo que buscarse un alojamiento más barato, primero en la rue Cortot, en una habitación no mucho más grande que un armario, y dos años más tarde (después de componer las dos primeras series de Pièces froids en 1897) a Arcueil, en las afueras de París, cuyos diez kilómetros de distancia hasta el centro de la ciudad solía recorrer a pie, dada su aversión a los tranvías.

En esta época retomó el contacto con su hermano Conrad (de manera muy parecida a como lo hizo Vincent van Gogh con su hermano Theo) por numerosas razones, tanto prácticas como económicas, revelando con ello sus auténticos sentimientos. Por ejemplo, en las cartas que dirige a su hermano se hace patente que había dejado de lado sus sentimientos religiosos, que no retomaría hasta los últimos meses de su vida. Satie usaba el humor de la manera en que solía: para indicar un cambio de opinión en materias sobre las que había tenido puntos de vista muy sólidos.

Desde el invierno de 1898 se podía ver a Satie saliendo de su apartamento en Arcueil y caminando hasta París, a Montmartre o Montparnasse, para regresar del mismo modo a la caída de la noche.

Composiciones de cabaret

Desde 1899 en adelante se ganó la vida como pianista de cabaret (acompañando sobre todo a Vincent Hyspa, más tarde también a Paulette Darty), adaptando más de un centenar de piezas populares para piano (o piano y voz), añadiendo algunas propias. Las más conocidas son Je te veux (con texto de Henry Pacory), Tendrement (con texto de Vincent Hyspa), Poudre d'or (un vals), La Diva de l'Empire (texto de Dominique Bonnaud/Numa Blès), Le Picadilly (marcha, también conocida como La Transatlantique), Légende Californienne (texto perdido de Contamine de Latour, pero la música reaparece en La Belle Excentrique), y muchas más (y otras muchas que deben de haberse perdido). En sus últimos años Satie rechazaría toda su música de cabaret como perversa y contraria a su naturaleza, aunque revivió parte de su tono jocoso en La Belle Excentrique, de 1920. Pero en su momento le sirvió para ganar dinero.

Sólo unas pocas composiciones de las que Satie se tomó en serio durante este periodo sobreviven: Jack-in-the-box, música para una pantomima de Jules Dépaquit (llamada clownerie por Satie), Geneviève de Brabant, una breve ópera cómica sobre un tema serio, con texto de Lord Cheminot, The Dreamy Fish, música para acompañar un cuento perdido de Lord Cheminot, y otras cuantas (la mayoría incompletas, casi ninguna estrenada, y ninguna publicada en su época).

Tanto en Geneviève de Brabant como The Dreamy Fish se han creído encontrar (por ejemplo por Ornella Volta) elementos de rivalidad con Claude Debussy, de los cuales probablemente el propio Debussy no era consciente (puesto que Satie no publicó esta música). Mientras tanto, Debussy obtenía uno de sus primeros grandes éxitos con Pelléas et Mélisande en 1902, que conduciría unos años después al debate de quién precedió a quién entre ambos compositores (en el que también se vio envuelto Maurice Ravel).

Schola Cantorum

En octubre de 1905 Satie se matriculó, en contra de la opinión de Debussy, en la Schola Cantorum de Vincent d'Indy para estudiar contrapunto clásico (mientras continuaba con su trabajo en el cabaret). La mayoría de sus amigos se quedaron tan perplejos como los profesores de la Schola cuando se enteraron de su intención de volver a las aulas (sobre todo porque D’Indy era un fiel discípulo de Camille Saint-Saëns, no especialmente apreciado por Satie). En cuanto a los motivos que llevaron a Satie a dar este paso, posiblemente había dos razones: primero, estaba cansado de que le dijeran que la armonía de sus composiciones era errática (crítica de la que no se podía defender muy bien al no haber acabado sus estudios en el conservatorio). En segundo lugar, estaba desarrollando la idea de que una de las características de la música francesa era la claridad (que se podría conseguir mejor con un buen conocimiento de cómo se percibía la armonía tradicional). Satie completó cinco años en la Schola, como un buen alumno, y recibió un primer diploma (de nivel intermedio) en 1908.

Algunos de sus ejercicios de contrapunto se publicaron después de su muerte (por ejemplo Désespoir Agréable), pero posiblemente consideraba su obra En Habit de Cheval (publicada en 1911 tras “ocho años de duro trabajo para conseguir una fuga nueva y moderna”) como la culminación de su paso por la Schola. Otras piezas, del periodo anterior a la Schola, aparecieron también en 1911: los Trois Morceaux en form de poire (‘Tres fragmentos con forma de pera’), aunque en realidad se trata de siete piezas, que fue una especie de resumen de lo mejor que había compuesto hasta 1903.

Algo que se pone de manifiesto en estas compilaciones publicadas es que tal vez no rechazaba el Romanticismo (y sus exponentes como Wagner) en su conjunto (en cierto modo se había moderado), sino más bien ciertas partes de él: musicalmente, lo que rechazó de forma más intencionada fue, desde su primera hasta su última composición, la idea de desarrollo, ciertamente en el sentido más estricto del término: el entrelazado de diversos temas en una sección de la forma sonata. Naturalmente esto hace que sus obras contrapuntísticas, y las otras también, sean muy breves. Por ejemplo, las fugas “nuevas y modernas” no se extienden mucho más allá de la exposición del tema. En general no creía que el compositor debiera quitarle al público más tiempo del estrictamente necesario, evitando el aburrimiento. También el melodrama, en su sentido histórico de género romántico, muy popular por entonces, de “texto hablado con un fondo musical”, es algo de lo que Satie parece haber conseguido mantenerse alejado (aunque su Piège de Méduse de 1913 puede verse como una muestra absurda de ese género).

Entretanto, hubo también otros cambios: se afilió al Partido Radical (socialista), confraternizó con la comunidad de Arcueil (entre otras cosas, participó en los trabajos del “Patronage Laïque” a favor de los niños), y adoptó el aspecto de funcionario burgués, con su sombrero de hongo y su paraguas. Asimismo, en vez de meterse en alguna secta de tipo medieval, canalizó su interés por esa época en una afición peculiar: en un archivador guardaba una serie de dibujos de edificios imaginarios (la mayoría descritos como hechos de metal) que realizaba en tarjetas y trozos de papel. En ocasiones, ampliando el juego, publicaba pequeños anuncios en periódicos locales ofreciendo estos edificios (por ejemplo un “castillo de plomo”) en venta o alquiler.

En la cresta de la ola

A partir de este momento, la vida de Satie se empezó a acelerar. Para empezar, el año 1912 vio el éxito de sus breves piezas humorísticas para piano; durante los años siguientes escribiría y publicaría muchas de ellas (la mayoría estrenadas por el pianista Ricardo Viñes): Véritables Préludes flasques (pour un chien) (‘verdaderos preludios blandos [para un perro]’), Vieux sequins et vieilles cuirasses (‘oro viejo y viejas corazas’), Embryons desséchés (‘Embriones disecados’), Descriptions Automatiques (‘descripciones automáticas’), la Sonatine bureaucratique (‘Sonatina burocrática’, una sátira a Muzio Clementi), obras todas ellas de esta época. Su costumbre de acompañar las partituras de sus composiciones con comentarios de todo tipo queda ahora bien establecida (hasta el punto de tener que insistir años más tarde en que estos comentarios no hay que leerlos durante la interpretación). En esta época deja de usar barras de división para los compases.

En algunos aspectos estas obras recuerdan mucho a las composiciones de los últimos años de Rossini, agrupadas bajo el nombre de Péchés de Vieillesse (‘pecados de la vejez’). Rossini también escribió pequeñas piezas humorísticas para piano, como Mon prélude hygiénique du matin o Dried figs, y se las dedicaba a su perro el día de su cumpleaños. Estas obras se habían interpretado en el exclusivo salón de Rossini en París unas décadas antes. Sin embargo, con toda probabilidad, Satie no llegó a ver o escuchar estas piezas cuando componía sus propias obras en las primeras décadas del siglo XX; estas obras de Rossini no se habían publicado en aquella época. Se dice que Diágilev descubrió el manuscrito de estas piezas de Rossini alrededor de 1918 en Nápoles, antes de poner en escena La Boutique Fantasque, aproximadamente en la misma época en que Satie dejó de escribir comentarios humorísticos en sus partituras.

Pero la verdadera aceleración en la vida de Satie no vino tanto del éxito creciente de sus obras para piano; de hecho fue Ravel quien, probablemente sin saberlo, activó lo que habría de convertirse en una característica del Satie posterior: ser parte de todos las corrientes vanguardistas que se desarrollaron en París en los años siguientes. Estas corrientes se sucedieron rápidamente unas a otras, convirtiendo sin duda a París en la capital artística de la época, cuando el comienzo del nuevo siglo pareció entusiasmar a tantos.

En 1910 los “Jeunes Ravêlites”, un grupo de jóvenes músicos admiradores de Ravel, expresaron su preferencia por la obra temprana de Satie (la anterior al periodo de la Schola), reforzando la idea de que Satie había sido un precursor de Debussy. Al principio Satie se sintió halagado de que al menos algunas de sus obras recibieran atención pública, pero cuando se dio cuenta de que su trabajo más reciente estaba siendo minusvalorado o despreciado, buscó otros jóvenes artistas que comprendiesen mejor sus ideas actuales, con el fin de encontrar un mayor apoyo mutuo en la actividad creadora. Así, artistas como Roland Manuel, y más tarde Georges Auric y Jean Cocteau empezaron a recibir más atención por su parte que los “Jeunes”.

Como resultado de este contacto con Roland Manuel, comienza a publicar de nuevo sus escritos, mucho más irónicos que los anteriores (entre otros Memorias de un amnésico y Cuadernos de un mamífero).

Con Jean Cocteau, al que conoció en 1915, comenzó a trabajar en la música incidental para una puesta en escena de la obra de Shakespeare El sueño de una noche de verano (que dio como resultado Cinq Grimaces). Desde 1916 Satie y Cocteau trabajaron en el ballet Parade, que estrenaron en 1917 los Ballets Rusos de Sergéi Diágilev, con decorados y vestuarios de Pablo Picasso y coreografía de Léonide Massine. A través de Picasso, Satie conoció a otros cubistas, como Georges Braque, con el que trabajó en otros proyectos inacabados.

Con Georges Auric, Louis Durey, Arthur Honegger y Germaine Tailleferre formó los “Nouveaux Jeunes”, poco después de componer Parade. Más tarde se unieron al grupo Francis Poulenc y Darius Milhaud. En septiembre de 1918 Satie, sin mayores explicaciones, abandonó el grupo. Jean Cocteau reunió a los seis miembros restantes, formando el Grupo de los Seis, al que Satie se uniría más tarde para después volverse a enemistar con ellos.

Desde 1919 estuvo en contacto con Tristan Tzara, fundador del movimiento Dadá. Conoció a otros dadaistas, como Francis Picabia (que más tarde se pasaría al surrealismo), André Derain, Marcel Duchamp, Man Ray, etc. El día que conoció a éste último, crearon el primer readymade de Man Ray: El Regalo (1921). Satie participó en la publicación dadaísta 391. En los primeros meses de 1922 se vio envuelto en la discusión entre Tzara y André Breton sobre la verdadera naturaleza de la vanguardia artística, resumida en el fracaso del Congreso de París. Inicialmente Satie se alineó con Tzara, pero se las arregló para mantener buenas relaciones con ambas partes. Mientras tanto, alrededor de Satie se había formado una Escuela de Arcueil, con músicos jóvenes como Henri Sauguet, Maxime Jacob, Roger Désormière y Henri Cliquet-Pleyel.

Finalmente compuso un ballet “instantaneísta” (Relâche) en colaboración con Picabia, para los Ballets Suecos de Rolf de Maré. Al mismo tiempo, Satie compuso la música de la película surrealista Entr'acte, de René Clair, que se utilizó para un intermezzo de Relâche.

Otras obras y episodios

  • Desde 1911 mantuvo una buena amistad con Ígor Stravinsky, sobre el cual escribiría algún artículo más tarde.
  • Le Piège de Méduse (1913) ocupa una posición única en la obra de Satie, puesto que fue una obra para la escena concebida y compuesta aparentemente sin la colaboración de otros artistas.
  • Sports et divertissements fue una especie de proyecto multimedia, en el que Satie puso música de piano a los dibujos de Charles Martin, en 1924 (aunque se publicó y estrenó a principios de la década de 1920).
  • Tuvo problemas por culpa de una carta insultante que escribió a uno de sus críticos poco después del estreno de Parade; fue condenado a una semana de cárcel, pero al final fue puesto en libertad gracias a la intercesión (económica) de Winnaretta Singer, Princesa Edmond de Polignac.
  • Singer, que había aprendido griego clásico cuando ya había pasado los cincuenta, había encargado una obra sobre Sócrates en octubre de 1916; este encargo se convertiría en la obra Socrate, que le presentaría a principios de 1918.
  • Desde 1917 Satie escribió cinco piezas de "música de mobiliario" ("musique d'ameublement") para diferentes ocasiones.
  • Desde 1920 estuvo en contacto con el círculo de Gertrude Stein, entre otros, finalizando con la publicación de algunos artículos en Vanity Fair (encargados por Sibyl Harris).
  • Algunos trabajos se originaron bajo el mecenazgo del conde Etienne de Beaumont, a partir de 1922:
  • La Statue retrouvée ( o Divertissement): otra colaboración Satie-Cocteau-Picasso-Massine.
  • Ludions: basado en la Rima Tonta de Léon-Paul Fargue.
  • Mercure: el subtítulo de esta obra (Poses plastiques) sugiere que podría haberse concebido más como imitación del género del tableau vivant que como un verdadero ballet, al ser los tableaux cubistas, obra de Picasso y Massine.

Durante sus últimos años Satie realizó algunos viajes; en 1924, por ejemplo, a Bélgica, invitado por Paul Collaer, y a Montecarlo para el estreno de una obra en la que había colaborado.

Hasta el año de su muerte en 1925, absolutamente nadie excepto él entró a su habitación en Arcueil desde que se mudara hacía veintisiete años. Lo que sus amigos descubrieron ahí, después de su entierro en el cementerio de Arcueil, tenía el encanto de la tumba de Tutankamon; además del polvo y las telarañas (lo cual entre otras cosas hizo claro que Satie jamás compuso usando su piano), descubrieron numerosos objetos:

  • una colección de unos cien paraguas, algunos aparentemente jamás usados;
  • el retrato que le hizo su amiga Suzanne Valadon en 1893;
  • cartas de amor y dibujos de la época de Valadon;
  • otras cartas de todos los períodos de su vida;
  • su colección de dibujos de edificios medievales (hasta entonces sus amigos empezaron a ver la relación entre Satie y ciertos anuncios de periódico anónimos acerca de “castillos en plomo” y cosas parecidas);
  • otros dibujos y textos de valor autobiográfico;
  • otras cosas memorables de todos los periodos de su vida, entre ellos siete trajes de terciopelo del periodo del “caballero de terciopelo”.

Pero lo más importante, había composiciones de las cuales nadie había oído hablar (o que se creían perdidas) por todos lados: atrás del piano, en las bolsas de los trajes de terciopelo, etc. Estas incluían las Vexations, Geneviève de Brabant, y otros no publicados o no terminados, como “el pez soñador”, muchos ejercicios de la Schola Cantorum, un conjunto no conocido de las piezas “caninas”, algunos otros trabajos para piano, muchas veces sin título (las cuales fueron publicadas como Nuevas Gnossiennes], Pièces Froides, Enfantines, Música de amoblamiento, etc.).

De acuerdo a Milhaud, Satie “profetizó el mayor movimiento en la música clásica que aparecerá en los próximos cincuenta años dentro de su propia obra musical”. Hay un sitio que explora esta idea en detalle: La bola de cristal de Erik Satie

Aunque generalmente la música de Satie se compone de piezas cortas, hay algunas curiosas excepciones:

  • Vexations: con 840 repeticiones del motivo musical (y muchas más de la línea de bajo), este es definitivamente el trabajo más largo con un número definido de repeticiones (nótese que, sin las repeticiones, la música dura apenas dos minutos). No sobrevive ninguna explicación de Satie para la excepcional longitud de la pieza, aunque existe una serie de estudios de John D. Kramer en los que se afirma que el escucha de música es capaz de entrar en un estado alternativo de percepción del sonido, después de escuchar la repetición exhaustiva de un patrón musical.
  • Le Tango (‘el tango’), una casi pegajosa melodía de Sports et divertissements, Satie indica en la partitura perpétuel (algo como perpetuum mobile, o sea movimiento perpetuo). Hay poca evidencia de lo que Satie entendía por “perpetuo”. Cuando se toca para una grabación hay raramente más de una repetición de esta parte de la composición, haciéndola uno de los tangos más breves jamás compuestos.
  • Cinco piezas de “música de amueblamiento”, que estaban pensadas para servir de música de fondo con un número no especificado de repeticiones.
  • Su música para el film Entr’acte tiene diez zonas de repetición para permitir la sincronización en el film de veintinueve minutos.
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