Felices Campos centenarios

Cuando el Ateneo de Córdoba llegó a Bodegas Campos en el invierno de 1998 buscando un lugar a la lumbre, agua y sal para los pies y una copa de vino para los callos del alma por el amor de Dios, se le abrieron los cielos y los corazones de esta gente de bien.

No hubo acuerdo, firma, ni convenio. El vino de Montilla y un solidario plato de jamón de los Pedroches, efímeros al cabo pero de honda caladura en el corazón y en la mente, fueron testigos del gesto hospitalario de un Javier Campos de innegable y honrosa ascendencia castellana.

Tal vez no sea este el lugar ni el momento apropiado para relatar el terrible mogollón de injusticias gubernativas que este Ateneo venía soportando desde 1984 en que nació (y bien nacido fue si comparamos su nacencia con la de algunos organismos tan inútiles como devoradores de impuestos, aunque dirigidos por alguna que otra persona en el mejor de los casos).

Diez años después del inolvidable encuentro, el Ateneo de Córdoba presenta una Memoria que supera las seiscientas actividades y actos culturales desarrollados en esta venerable Casa. Lecturas poéticas, recitales flamencos, presentaciones de libros, conferencias, charlas, mítines y debates; más de cien proyecciones de películas, conciertos de música, coros, monólogos teatrales, homenajes. Reuniones de jurados (Fiambrera de Plata, Campos de guitarra, Premios Juan Bernier, Relato Breve, Narrativa Juvenil, Premio Andaluz de Monólogos. Encuentros de los Ateneos de España y creación de la Federación Ateneos de Andalucía, Hermanamiento con el Ateneo de Sevilla, reuniones de la Junta Directiva, Asambleas de Socios del Ateneo...

Cada actividad que hemos llevado a cabo se ha hecho como si hubiera sido en nuestra propia sede. En esta Casa, que por los ateneístas cordobeses y los de toda España debe ser considerada un santuario de libertad, no han preguntado nunca por el tema de un debate, ni por la ideología de un homenajeado, ni por lo colores de una bandera. Y el Ateneo de Córdoba, sin más límites que los marcados por el sentido común y la decencia, la dignidad de las personas y las leyes democráticamente en vigor, ha desarrollado, sin traba alguna, las actividades culturales que ha creído conveniente.

En nombre de cuantos formamos el Ateneo de Córdoba, gracias a los profesionales de Bodegas Campos, mujeres y hombres, que a lo largo de esos diez años nos han atendido con el respeto, la distinción y exquisitez con que tratan a sus clientes y la paciencia que tienen con sus mejores amigos.

Antonio Perea Torres
(Presidente del Ateneo de Córdoba)