Ateneo de Córdoba. Calle Rodríguez Sánchez, número 7 (Hermandades del Trabajo).

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Juan Varea

De Ateneo de Córdoba
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El cantaor Juan Bautista Varea Segura, Juan Varea, nació en Burriana (Castellón) el 26 de abril de 1908 y murió en Madrid el 8 de noviembre de 1985. Siendo todavía un niño se trasladó a Barcelona debido a que su padre se dedicaba a trabajos de transporte tirado por animales y también era tratante por lo que se relacionaba mucho con los gitanos del Somorrostro barcelonés.

Este era el ambiente en el que se desenvolvía el infante Juanito, prohibido para los niños payos. Aquello fue determinante no para despertar su afición a cantar pues según familiares y amigos de Burriana de avanzada edad cuentan que el padre era un tipo muy "sui generis" y buen aficionado que cantaba con cierta gracia, pero sí para empujarle a la profesionalidad, pues fue determinante para su famoso encuentro con Angelillo en la taberna que regentaba Miguel Borrull, donde su guitarra siempre estaba dispuesta para acompañar a quienes supieran cantar.

Así que fue en Barcelona donde se inició como artista, en el local de Miguel Borrull hijo, donde Juan cantaba empujado por sus amigos y donde, por casualidad lo escuchó Angelillo incorporándolo a la "troupe" que actuaba en el circo Barcelonés formando parte de la compañía que encabezaba Manuel Vallejo. Aquellas relaciones de pandillas juveniles produjeron amistades que durarían toda la vida como la de Manolo Caracol (ambos se ayudaron en multitud de ocasiones) o la de Pepe Chalmeta (que incluso le salvó el pescuezo).

Después pasó a Madrid donde tuvo la oportunidad de escuchar a Don Antonio Chacón, participando en las fiestas del colmao Villa Rosa. A continuación retorna a Barcelona con otras troupes. De ahí se marcha a Sevilla, donde gracias a Manolo Caracol canta en la Alameda de Hércules sevillana.

En 1928 vuelve de nuevo a la compañía de Manuel Vallejo debutando en Madrid en el Teatro Pavón junto a destacadas figuras, realizando giras por todo el país. Juan sentía devoción por Vallejo, pero entre los jóvenes, Juan era el cantaor predilecto de Vallejo, su cantaor de confianza. Para un sector importante de los aficionados de la época Varea estaba considerado Vallejo II, y no precisamente en tono peyorativo.

En los años siguientes forma parte del elenco de Pepe Marchena, grabando su primer disco en 1930 (tenía 21 años), en lo que fue considerado como un curioso experimento, pues Varea, Pepe Marchena y Juan el Pescaero, cantaban fandanguillos a tres voces, acompañados a la guitarra por Ramón Montoya.

En ese mismo año grabó al menos otras cuatro placas con Ramón Montoya en la casa La Voz de su Amo. También grabó, igualmente antes de la guerra, varias placas con Miguel Borrull, aunque no podemos precisar cuántas ya que ni siquiera los coleccionistas consultados tienen ni conocen las referencias. Señalemos, también, que en el año 1932 conquistó el primer premio en un prestigioso concurso celebrado en el Teatro Monumental de la capital. En esas estábamos, cuando llegó 1936. Juan Varea no era hombre de meterse en políticas y no se había decantado por ninguna tendencia y, mientras muchos andaban a la greña, él estaba enfrascado en sus cantes y en sacar para comer cada día. El 18 de julio lo pilló en el lado republicano y le tocó luchar en El Escorial, en el frente de Los Leones.

Al final de la contienda, cuando estaba pensando si no sería mejor volver a casa, fue detenido y llevado preso a las Navas del Marqués (Ávila), siendo trasladado posteriormente a un campo de concentración en Zamora. Fue entonces cuando uno de sus amigos del alma, el novillero Pepe Chalmeta junto a Félix Almagro, otro torero, consiguieron a través de un oficial del ejército vencedor y amigo del torero su puesta en libertad. Justo días antes de que empezaran los juicios y fusilamientos masivos. Una vez en la calle de nuevo, sobrevivió en fiestas íntimas, hasta el año 1942 en que se incorporó al espectáculo de Concha Piquer.

Tras la guerra, grabó un buen número de placas en "Regal" y "Columbia", con las guitarras de Manolo de Badajoz, Niño Ricardo, Paco Aguilera y Perico del Lunar (padre); placas que fueron reeditadas cuando llegó el maravilloso vinilo. De todas formas no sabemos cuántas pues no hemos encontrado a nadie que ofrezca datos precisos y fidedignos.

Tras la llegada del microsurco, grabó una discografía si no muy extensa, sí lo suficientemente amplia como para dejar constancia de su gran calidad interpretativa, demostrando ser un cantaor dominador prácticamente de todos los palos y estilos. En 1945 formó parte de otro espectáculo junto a Pepe Marchena, Vallejo, Canalejas de Puerto Real, Pepe Aznalcóllar y los guitarristas Ramón Montoya y Niño Ricardo, realizando galas por todo el país.

Juan no parecía tener mucha prisa en encontrar su media naranja, pero entre los numerosos artistas de esas "troupes" viajaban una familia de gitanos granaínos de apellido Amaya. Y entre ellas una mocita de 22 primaveras que cautivó a Juanito que ya andaba por los 38. Se llamaba Carmen. El padre de la novia, amigo de Varea y sólo cinco años mayor que Juan, consintió en concederle la mano de su hija, porque el de Burriana era serio y honesto. La gitanería granadina lo aceptó muy bien y se casaron el 17 de diciembre de 1946, con una gran fiesta por medio, en el Camino del Monte, al lado del río Darro y con la Alhambra encima.

Para Juan Varea fue la culminación, porque a la felicidad personal se le añadía la profesional ya que su época más brillante como artista fue en las décadas entre 1940 y 1970. A su éxito y fama contribuyó una idea que puso en boga su amigo Caracol y que nadie -aparte del propio genio de Sevilla- logró perfeccionar como él: las zambras. Nos dejó grabadas dos espléndidas versiones de "La niña de fuego", con Perico del Lunar y Manolo de Badajoz) y otras brillantísimas coplas como "Fatiguitas he pasao", "Cuando empezaba a querer", "Rosario", "Mi Córdoba platera", "Punta de Europa", "Dame de beber serrana",... También fue importantísima la repercusión de sus creaciones por fandangos y malagueñas, teniendo en cuenta que esos años eran el apogeo de la llamada Ópera flamenca, con una competencia feroz tanto por la cantidad como por la calidad de los cantaores en liza.

Pero no hay que olvidar que, como ya se ha apuntado, Varea fue un gran dominador de todos los estilos, destacando su gran maestría en los cantes de Levante, soleares, seguiriyas, malagueñas, alegrías o sus originales y bellas coplas por bulerías. Muchas de las letras que cantó Varea -por cierto en general preciosas- nunca han sido grabadas - ni antes ni después que él- por otros cantaores. Este hecho es muy raro en el flamenco donde las coplas se repiten hasta la saciedad.

Una anécdota muy significativa es que en un cartel de esa época anunciador de un espectáculo celebrado en Granada, se leía: "Único cantaor no andaluz que interpreta todos los palos". Es decir, un cantaor completo, enciclopédico. Tenía el gusto tan colmao que incluso en algún momento, 1950 concretamente, llegó a tener compañía propia o "a medias" con Canalejas de Puerto Real. No obstante, su fama y sus mayores éxitos los obtuvo en el tablao Zambra de Madrid donde permaneció durante dos décadas como figura principal. Con ese mismo cuadro flamenco actuó en la feria mundial de Nueva York y en el teatro Olimpia de París. Así como en los Festivales internacionales de Sevilla y Granada. A su vuelta siguió actuando en el tablao Zambra hasta su cierre en el año 1975.

El resto de su vida artística la dedicó a festivales y algunos programas de televisión. Cuando ya llevaba varios años prácticamente retirado del cante, la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera, a propuesta de Manuel Ríos Ruiz, como miembro del jurado, le fue otorgado en 1983 el Premio Nacional a la Maestría. Y el siguiente año, 1984, recibe un muy sentido homenaje del mundo del flamenco, ya en precario estado de salud. Fue en el Teatro Monumental de Madrid, el mismo escenario en que ganó el premio en 1932, con la presencia del alcalde Enrique Tierno Galván el cual pronunció unas palabras de elogio sobre su persona y sobre su vida artística. El 24 de julio de 1985, en el antiguo mercado de La Unión, Juan Varea cantó junto a Juan Carmona “Habichuela” la que sería postrera actuación de su vida, sus últimos cantes: su malagueña personal, una de Chacón y otra de Juan Breva al modo de Yerbabuena, una soleá de Alcalá y dos del Mellizo, tres fandangos distintos de propia cosecha, una Taranta de Linares y la Cartagenera grande de Chacón, una seguiriya del Marrurro y otra del Loco Mateo. Este recital fue grabado por TVE, emitiéndose parte de él.

Se marchitó definitivamente el 8 de noviembre de 1985 en la ciudad que le acogió y adoptó; donde triunfó y se le quiso: Madrid, dejándonos su genuino estilo y su voz en las grabaciones para el recuerdo y disfrute de todos los aficionados a este arte. Como homenaje póstumo, en su ciudad natal le fue concedido el título honorífico de Hijo Predilecto.

Fuente

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