Revuelta del Arrabal de Saqunda

En 818 (202 de la hégira), reinando el tercer emir omeya, Alhakam I, Córdoba se hallaba inmersa en un acelerado proceso de crecimiento económico y demográfico. Al otro lado del río había surgido un populoso arrabal de artesanos, comerciantes y agricultores que cubría las necesidades del alcázar y de la ciudad. Se trataba de una población de aluvión bastante homogeneizada ya a esas alturas por la islamización e integrada en el ya consolidado estado omeya. Una brutal subida de impuestos debida a la necesidad del emir de sufragarse una guardia personal potente, llevó a esa población a alzarse en una revuelta en la que estuvo a punto de tomar el alcázar y haber cambiado la historia de Al Andalus. Pero la guardia profesional del emir consiguió mediante una maniobra envolvente desbaratar las intenciones de los alzados y tomar finalmente el arrabal. El escarmiento fue terrible: cientos de ejecutados directamente por los soldados, otros cientos crucificados, el arrabal destruido con orden de no ser levantado jamás y el exilio de los supervivientes. Ese exilio los llevaría a lugares muy lejanos donde se convertirían en colonos: unos a la recién fundada ciudad de Fez y otros, cruzando de punta a punta el Mediterráneo y previo paso por Alejandría a la isla de Creta, donde, tras arrebatársela al imperio bizantino, fundarían un emirato de acusada raigambre andalusí que duraría 130 años.

Referencias

• La odisea de los rabadíes, de Manuel Harazem (2017)