Sofía de Borbón

Sofía de Borbón y Ortiz (Madrid, 29 de abril de 2007) es una infanta de España. Es la segunda hija de los reyes de España, Felipe y Letizia, y la hermana menor de la princesa de Asturias, Leonor, nacida el 31 de octubre de 2005. Por ser hija del rey de España recibe la dignidad de infanta y tratamiento de Alteza Real, aunque ya ostentaba dicha dignidad por ser hija del entonces heredero de la corona. Ocupa el segundo lugar en la línea de sucesión al Trono de España, y puede reinar en virtud de la Constitución de 1978 si:

• Felipe VI no tuviese un hijo varón o, si lo tuviese, este renunciase a la Corona o no tuviese descendientes.
• Si Leonor, renunciase a la Corona o falleciese sin descendientes que sobreviviesen a la infanta Sofía.

La infanta Sofía nació mediante cesárea en el Hospital Ruber Internacional de Madrid a las 15:50 IMC (16:50 hora española). Pesó 3310 gramos y midió 50 centímetros en el momento de su nacimiento. Es la primera Sofía que nace en el seno de la Corona Española. Su nombre le ha sido dado en honor a su abuela, la reina Sofía, primera Sofía en la Casa Real Española.

La infanta fue bautizada con el nombre de Sofía de Todos los Santos con aguas del río Jordán el 15 de julio de 2007 en el Palacio de la Zarzuela por el arzobispo de Madrid. Sus padrinos son su abuela materna, Paloma Rocasolano, y el príncipe sin trono Konstantin-Assen de Bulgaria, íntimo amigo del rey Felipe VI.

La infanta Sofía asistió por primera vez, junto con su hermana Leonor, a una recepción oficial en el Palacio Real de Madrid con motivo de la victoria de la Selección de fútbol de España en la Copa Mundial de Fútbol de 2010 con los reyes, los entonces príncipes de Asturias y la infanta Elena.

De hija de heredero a hija de rey

Son varias las características de singularidad que han rodeado a Leonor de Borbón y Sofía de Borbón ya desde su más tierna infancia. Ambas han sido los primeros vástagos nacidos con vida, respecto de un heredero oficial de la Corona de España desde los partos de la princesa María Luisa de Parma, todavía princesa consorte de Asturias, en el último cuarto del siglo XVIII. Con monarquía vigente en España, su hermana mayor se convirtió, el 31 de octubre de 2005, en la primera persona con dignidad de Alteza Real que nacía descendiendo de un rey de España en funciones desde que el 24 de octubre de 1914 la reina Victoria Eugenia alumbrase a Gonzalo de Borbón y Battenberg, último infante o infanta de España producido en un reinado hasta noventa y un años más tarde. Consiguientemente, la última hija de Felipe de Borbón y Grecia y Letizia Ortiz Rocasolano ha sido el último descendiente con dicho rango protocolario en nacerle al rey Juan Carlos I durante su mandato regio.

Ellas dos presentan, a través del abuelo paterno del materno propio, Jesús José Ortiz Álvarez, ascendencia inglesa a través de la familia Poole, así como danesa, ya que la abuela paterna de las dos, la reina Sofía es retataranieta de la condesa Luisa Sofía de Danneskiold-Samsøe, perteneciente a una genealogía condal danesa, y de la cual, por tanto, descienden en séptima generación. Continuando la tradición familiar, las menores serían escolarizadas en el Colegio Santa María de los Rosales. Habiéndolo desmentido la propia Casa del Rey sólo unos meses antes, la abdicación de Juan Carlos I, comunicada el 2 de junio de 2014, causó sorpresa entre los medios de comunicación y la opinión pública, que sin embargo lo acogerían de buen grado, dada la popularidad del príncipe heredero. Por más que un hipotético hermano varón menor pueda desplazarlas, al momento del relevo por parte del regio abuelo, Doña Letizia llevaba años sin volver a concebir, por lo cual aun sin reforma de la Constitución de 1978 podría producirse un relevo paralelo de Felipe a Leonor en la dignidad de príncipe o princesa de Asturias, a falta de impedimento alguno para ello. Y a pesar de que nada de esto afectaría en rango a la menor de las Infantas, ésta habrá pasado del tercer al segundo puesto sucesorio, siendo sucedida en orden por su tía, la duquesa de Lugo, y antecedida por la futura heredera tan sólo. Además, al igual se su hermana, empezará a preceder en orden de precedencia a los anteriores reyes, con dignidad real vitalicia, aunque ya sin los honores propios de un Jefe de Estado y su consorte, sino los correspondientes, análogamente, a un príncipe de Asturias, tal como un cuarto de siglo antes se fijara para los condes de Barcelona.

Pese a que sólo por desvío del curso previsto de los acontecimientos podría suceder en el trono de España, a diferencia de las hijas de Juan Carlos I, cuya educación ha sido más relajada y más librada a los pareceres y subjetividades de cada una, decantándose la primogénita por la pedagogía en tanto que enfocándose la segundogénita en las relaciones internacionales, la infanta Sofía ha venido recibiendo la misma estricta formación que su hermana mayor, para así garantizar una mejor continuidad de la institución monárquica. Ya desde muy pequeñas su abuela, la reina, se ha dirigido a ellas en lengua inglesa, compartiendo sesiones fílmicas sin doblaje, y en su idioma original (con o sin subtítulos), en cambio, aparte de hallarse las dos tuteladas en la materia, de un modo más profesional, por una institutriz nacida en Reino Unido. Resultó llamativa y luego premonitoria la aparición de ambas hijas de la pareja real en un acto público celebrado en la murciana Base Aérea de San Javier, con ocasión de las bodas de plata de la promoción castrense que integrara el padre de las niñas.

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