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Rock andaluz

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El rock andaluz es un movimiento musical y cultural, que se desarrolla básica, aunque no exclusivamente, en Andalucía (España), entre los últimos años de la década de 1960 y la primera mitad de la de 1980, enmarcado en un movimiento generalizado de búsqueda de las raíces.

Concepto

Musicalmente, consiste en la incorporación de conceptos, ritmos y elementos melódicos y armónicos, procedentes del folclore andaluz y del flamenco, a las estructuras del rock y pop. En realidad, como han puesto de relieve varios autores,

"Más que basarse en el flamenco lo hace sobre lo flamenco: un cierto aire, algún quiebro... un soniquete. Buen sabor, pero pocas profundizaciones.

Música, por tanto, ligada al sentimiento andalucista de los 70.

Usualmente, se utilizaban compases flamencos de rítmica africana, como los tangos, las bulerías o la rumba. Las voces son marcadamente andaluzas, conservan las modulaciones del flamenco, y en cierto modo también los quejidos largos o los lamentos cortos, pero cada cantante sabe darle un toque personal y rockero en menor o mayor medida, haciendo que aunque inequívocamente nos recuerde al flamenco, llegue a ser rock andaluz. Para ello pueden introducirse elementos tradicionales como la guitarra flamenca, las palmas, las castañuelas, etc., y también guitarras eléctricas, diferentes instrumentos de percusión y bajos, entre otros.

El Rock ndaluz se ha desarrollado limítrofe con otros subgéneros que partían de similares conceptos (fusión de flamenco y pop o rock), aunque no deben ser confundidos con él. Entre éstos, estaban el "Gipsy Rock", el "Sonido Cañorroto", las rumbas eléctricas o "flamenco-pop", o las fusiones del flamenco de vanguardia (como Enrique Morente, con Lagartija Nick), etc.

Historia

En buena medida, la historia del rock andaluz está vinculada a Gonzalo Garcia-Pelayo, productor musical y fundador del sello Gong, de la discográfica Movieplay, cuyo leitmotiv era el rock con raíces.

"En Salamanca nació la idea de crear el rock andaluz. Lo cavilábamos Julio (Matito) y yo, pero Gualberto añadió que el no tenía nada que pensar, sino simplemente que sentir, y que él venía sintiendo desde hacía mucho tiempo" (Gonzalo Garcia-Pelayo)

El nombre del sello, es un homenaje al grupo Gong, uno de los grupos seminales del género, y utilizaba como eslógan promocional: Buena o regular, es nuestra música y no queremos que tenga nada que ver con la de ellos. Casi todas las bandas de los 70, editaron con este sello. Las grabaciones se realizaban en Madrid o Barcelona, ante la precariedad de la industria regional, y, frente a lo que pueda parecer, tuvo muy escaso respaldo de los medios de comunicación, hasta que los hechos se impusieron, y ello generó dispersión y desaliento:

"El primer disco de Triana salió el 14 de abril de 1975 y no fue éxito hasta año y medio después... y eso sin que la radio lo pusiese. Fue el típico éxito de pubs, de boca a boca (...) Nadie había ayudado a poner el tren en marcha, había sido más bien un fenómeno popular" (Gonzalo Garcia-Pelayo).

Después, el fenómeno se extiende, se populariza y se incorporan al género bandas no andaluza

Los orígenes

Los primeros intentos de incorporar pulsaciones flamencas al rock, provienen de bandas sevillanas de rock progresivo, en la segunda mitad de la década de los 60: Gong, en la que estuvieron Silvio Fernández y Luis Cobo "El Manglis"; Nuevos Tiempos, con Jesús de la Rosa y Rafael Marinelli; y, sobre todo, Smash, la banda de Gualberto García y Julio Matito.

En 1966, en Estados Unidos, el guitarrista español Sabicas, grabó un disco junto al también guitarrista norteamericano, Joe Beck, denominado Rock encounter, en el que se produce una inusual mezcla de flamenco y rock. Fue este disco, según indica el propio Ricardo Pachón, el que le animó a incorporar a Manuel Molina al grupo Smash y grabar cinco temas, entre los que se encuentran El garrotín, Tangos de Ketama y Blues de la Alameda (1971), que unánimemente son considerados el comienzo del género.

Aparte de los grupos básicos citados, en el cambio de década se produjeron algunos discos que forman parte del proto-rock andaluz: Opus Pi (1969), un Lp de un grupo demominado Taranto's, integrado por miembros de Los Pekenikes y Los Pasos; Tarantos (1971), de una banda madrileña llamada All & Nothing; el primer single de Manuel Molina en solitario, La Mora/La primavera (EMI, 1971); etc.

1972-1975

Con la desaparición de las bandas seminales del rock andaluz, el panorama queda momentáneamente despoblado. Los músicos de estas formaciones, se recomponen y aparecen grupos que apenas tienen continuidad: Julio Matito y La Cooperativa; Fly; Total (con Silvio y Antoñito "Smash"); Chicle, Caramelos y Pipas (en el que estaban Manuel Rodríguez y Marcos Mantero), etc. Ninguno de ellos, sin embargo, siguen de forma clara la línea abierta del Rock andaluz, salvo Tartessos, una banda de Huelva liderada por el guitarrista y cantante Pepe Roca y que editaron varios singles entre 1973 y 1975, año en que Phillips publicó su único Lp, "Tiempo muerto", ya con Manuel Marinelli en los teclados.

En 1972, aparece el grupo Flamenco, liderado por los hermanos Garrido Granados, que siguen la tradición de Gong y Smash, poniendo fondos rockeros al cante aflamencado, aunque añaden influencias de Santana y del glam rock. Su primer single, "Anda jaleo!/Corcho con corcho, caña con caña" (Ariola, 1972) es cañero y lorquiano. El segundo, del mismo año, viene firmado por Paco de Lucía. En 1973 publican su primer y único álbum, Flamenco, también en Ariola, que reúne los cuatro singles ya editados y tres canciones nuevas. Desaparecerán en 1976, tras editar otros dos singles, de mucha peor factura. Desde una perspectiva inicialmente más pop, el grupo almeriense Los Puntos editan, en 1972, su famoso "Llorando por Granada", que es un preludio avanzado de su último Lp, "Oriental" (Polydor, 1977), sinfónico y "moruno".

Cerca de la mitad de la década, la escena del Rock andaluz comienza a animarse. El grupo Estoques, un grupo de estudio, publica en 1974 un interesante single instrumental, "Mezquita de Mohamed/Regreso a la ciudad", que abre la vía del jazz rock para el género y que, de alguna manera, supone el antecedente directo de bandas como Guadalquivir o Vega. Pero, sobre todo, se publica el primer single de Triana ("Recuerdos de una noche/Luminosa mañana"), el grupo prototípico del género, y que abre la línea del rock andaluz sinfónico.

Garciapelayo, afirmaba en una entrevista en Musical Express, que Triana hacía lo que King Crimson harían si fueran de Sevilla. Un año más tarde, aparecerá su primer Lp, Triana y, con él, la popularización definitiva del género.

Otras bandas que aparecen, o reaparecen, ese mismo año 1975, contribuyen a impulsarlo: Gualberto, con su disco A la vida - al dolor, que comienza con un tema con sitar y Enrique Morente; Goma, la banda del guitarrista Manuel Rodríguez, el saxofonista Pepe Sánchez (ex-Gong) y Antoñito "Smash", que facturan un álbum progresivo, 14 de abril, éste sí realmente influido por King Crimson; o Granada, el grupo del flautista madrileño Carlos Cárcamo, con su Lp Hablo de una tierra, en el que colaboraba Manolo Sanlúcar (aunque en sus siguientes discos abandonó toda referencia al rock andaluz).

1976-1979

Los años siguientes, son los más fructíferos para el rock andaluz, "con pocos devotos en la crítica y muchos seguidores, tanto en los barrios periféricos de las ciudades, como en los pueblos andaluces", en palabras del crítico Luis Clemente. Es en estos años, además, cuando el Rock andaluz se reviste de la iconografía que será su marca de imagen: acentos árabes, referencias a al-Ándalus, textos místicos... La banda que más pronto recoge todos estos elementos, es Imán, creada en 1976 por Manuel Rodríguez y el teclista Marcos Mantero, y que inicialmente incluía también a Luis Delgado. Su primer Lp, Califato Independiente, es editado por CBS en 1978, y muestra una fuerte carga de rock sinfónico. Por esa misma línea, se decantan Azahar, cuyo primer disco, Elixir, es de [1977] (editarían un segundo álbum en 1979), y Mezquita, cuyo álbum de debut homónimo, editado por Zafiro, es para algunos autores lo mejor del rock sinfónico andaluz. También en ese mismo año, el grupo gaditano Mantra, con el guitarrista Tito Alcedo al frente, haría su única grabación, que permaneció inédita y que se convirtió en objeto de culto. Dentro de la misma línea sinfónica, otros grupos de cierto renombre regional, no llegaron a registrar su música, como es el caso de los granadinos La Banda de los Hermanos Cruz, o de los jiennenses Trauma. Sí llegaron a editar disco los también granadinos Dofus (Suite Azul de Rock, Musimar, 1979), liderados por los hermanos Gualda.

Otro de los grupos emblemáticos del género, los gaditanos Cai, liderados por el teclista Chano Domínguez, iniciaron su discografía (Más allá de nuestras mentes diminutas, Trova, 1978) como una banda de rock sinfónico andaluz, aunque ya en ese disco había temas que derivaban hacia el Jazz rock, como "Alegrías de Cai". Muy influenciado por Emerson, Lake & Palmer y el Sonido Canterbury, el grupo fue desarrollando cada vez más sus aspectos jazzísticos, en sus siguientes discos. Pero en esta línea relacionada con el jazz-rock, el grupo de rock andaluz por antonomasia es Guadalquivir, banda fundada en 1977 por los guitarristas sevillanos Luis Cobo "El Manglis" y Andrés Olaegui, que ya estuvieron juntos en un grupo anterior llamado Manantial. Su influencia se extendió a diversos grupos andaluces, que no llegaron a realizar grabaciones, como los sevillanos Aljarafe o los granadinos La Banda del Tio Paco (en la que estuvo el guitarrista gaditano, Nono García). También al grupo del guitarrista extremeño, Tomás Vega, llamado como él, Vega, especialmente en su segundo Lp, Jara, publicado en 1979.

Artistas que habían desarrollado su carrera fuera del rock andaluz, se acercaron al género en esta época: Pedro Ruy-Blas, en Luna Llena (Polydor, 1975); Miguel Ríos, con Al-Ándalus (Polydor, 1977); Iceberg, en Sentiments (CFE, 1977); Toti Soler, en su Lp Lonely fire (RCA, 1979), con Rafael y Raimundo Amador (uno de los inconos del blues andaluz); etc.

1979-1985

Al final de la década de los 70, el rock andaluz está totalmente asentado y algunos de sus grupos tienen una clara proyección, incluso en ventas. Sin embargo, los dos grupos más vendedores, junto con Triana, editan sus álbumes de debut en 1979: Alameda, una banda liderada por los hermanos Marinelli, teclados, Pepe Roca, guitarra y voz, y Manolo Rosa, bajo, con su Lp homónimo, al que seguirían Misterioso manantial (1980) y Aire cálido de abril (1981). Rock sinfónico andaluz, muy cercano a los planteamientos de Triana, y con grandes ventas. El segundo de estos grupos, sería Medina Azahara, de Córdoba, que aporta una aire heavy al sinfonismo andaluz con pocas referencias anteriores (suele citarse a Storm, entre ellas). Su album homónimo de debut, también de 1979, consiguió doblar en ventas al de Alameda, que hasta entonces tenía el récord dentro del género. Sus siguientes discos, La esquina del viento (1980) y Andalucía (1982), son también éxitos importantes.

El mismo año, 1979, ve la aparición del disco posiblemente más conocido del rock andaluz, La leyenda del tiempo (Phillips), de un electrificado Camarón de la Isla, con el respaldo de los grupos Veneno, Alameda y Dolores (banda), además de Gualberto y Tomatito. Su influencia no corrió pareja con sus ventas, pues al morir Camarón apenas se habían vendido 6.000 copias del mismo, lo que no obsta para que figure en todas las relaciones de los discos españoles más influyentes.

En este período aparecen nuevos grupos que no consiguen gran proyección, como los malagueños Tabletom, cuyo primer álbum, Mezclalina (RCA, 1980) aporta una visión modernizada del género. Sin embargo, no volverán a editar hasta 1992. Jarapa, también de Málaga, editó un single en 1983. Por su parte, Fragua, edita un album en Hispavox, en la estela de Triana, a finales de 1979, y Formas, otro llamado Largos sueños, en 1981. En 1980 se edita el único álbum de una banda llamada Cal, liderada por el teclista Alberto Toribio (ex-Goma), muy en la línea de Alameda. Ese mismo año, Cuarto Menguante, una banda impulsada por el cantante Paco Urizar y el guitarrista Valentín Ponce, debutan con Rompehielos, un Lp con aires de rock andaluz, que pierden en sus siguientes discos. Finalmente, Barbacoa, un octeto sevillano con metales, en la línea de Blood, Sweat & Tears, aportó un enfoque distinto al rock andaluz en su disco El caballo del viento (Pasarela, 1984).

Decadencia

A partir de 1985, el rock andaluz comienza a decaer de forma notoria. Algunas de las bandas más señeras aún editan discos, aunque de forma cada vez más marginal. Destacan los trabajos de los grupos de Chano Dominguez, Hixcadix (1987), y del guitarrista Tito Alcedo, en 1989, ambos ya muy decantados por el jazz; pero, sobre todo, el disco de la nueva banda de "El Manglis" y Raimundo Amador, Arrajatabla, publicado en 1992. Entre los brotes más tardíos, está la banda cordobesa Montoro, que editó, en 1991, un disco de evidente rock andaluz, titulado Esencia (Divucsa). Después, muestras esporádicas, como el disco del grupo heavy granadino, Totem, con título homónimo, editado por la discográfica Big Bang en 1993, que incluía temas del género, como Flamencosa.

De los grupos clásicos, Medina Azahara han logrado mantener su presencia en el mercado hasta la actualidad, con 17 discos publicados, y Tabletom sigue editando (cinco álbumes en total), aunque son los únicos supervivientes. Salvo el caso de Zaguán, banda liderada por el teclista y cantante Miguel Ángel Gómez, que editaron su álbum homónimo de debut en 2002, en una línea muy de Triana, no hay bandas nuevas que reivindiquen el género. Zaguán publicó un segundo álbum, Testigo del tiempo (2005), en la multinacional Universal, que es hoy por hoy el último ejemplo del género.

Sin embargo, la influencia del rock andaluz ha ido más allá del propio género, y grupos como El Último de la Fila, El Bicho o Mártires del Compás han estado claramente influenciados por aquel, y artistas vendedores como El Barrio, reivindican su raiz en el rock andaluz, lo que es notorio en los arreglos musicales, sobre todo en sus directos. También el Nuevo flamenco ha recogido parte de su herencia.

Resurgimiento

Desde 2004 varias bandas emblemáticas han vuelto a grabar y actuar en directo: Alameda, Imán Califato Independiente, Cai, Guadalquivir, etc.

En 2006 en Montilla (Córdoba) hubo un Festival dedicado a estos grupos con la participación entre otros de Guadalquivir, Smash o Manuel Imán. Ese mismo año en Jerez de la Frontera (Cádiz), actuó Imán Califato Independiente, con la formación original más la participación de otros músicos como Urbano Moraes, Luis Delgado, Javier Ruibal o Chano Domínguez, en los jardines del Álcazar, ante más de 3.000 personas.

Varios conciertos importantes han ido sucediéndose con posterioridad, como una noche especial dedicada al Rock andaluz en la Bienal de Flamenco de Sevilla de 2008 en el Auditorio Rocio Jurado, ante más de 5.000 personas, así como otra sesión en el Teatro José María Pemán de Cádiz, o el histórico Festival del Lago en Bornos(Cádiz), ante más de 3.000 personas.

Tanto Alameda, como Imán y Cai, tienen editado nuevos trabajos aunque ya desde una vertiente independiente y alejados del mercado de los grandes sellos discográficos de finales de los setenta. Los últimos en incorporarse a este resurgimiento, han sido Mezquita y los legendarios Storm.

Un grupo de seguidores, blogs y páginas webs no sólo han mantenido el valor y reconocimiento de estas grandes bandas. La atención tomada por los medios especializados, principalmente desde Holanda, Japón o México, es un dato curioso que avala la importancia musical que aún el movimiento mantiene después de tanto tiempo.

El presente artículo aporta material procedente de una entrada de Wikipedia, publicada en castellano bajo la licencia Creative Commons-Atribución-Compartir Igual 3.0 (CC-BY-SA) o la licencia GFDL.